JESÚS ES EL ÚNICO CAMINO PARA LA SALVACIÓN DEL HOMBRE

JESÚS DIJO: "YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA, NADIE VIENE AL PADRE SINO POR MÍ" (Juan 14:6).


El cristianismo es la doctrina de Dios para la salvación de los hombres mediante el sacrificio de Jesucristo en la cruz.


El cristianismo no es una tradición conservadora religiosa católica, protestante, ortodoxa o de cualquier otra índole; no es la teología mercantil del éxito, el pensamiento positivo o del dinero; tampoco es el conglomerado sincretista de tradiciones religiosas ecuménicas, con cuyas respectivas teologías se contradicen entre sí, sin llegar a la verdad.


El cristianismo no es teología, sino que es la doctrina de la verdad absoluta que es Dios mismo, para la transformación total del espíritu humano, de su alma y mente; es decir, la regeneración de todo su ser.

"PERO TÚ HABLA LO QUE ESTÁ DE ACUERDO CON LA SANA DOCTRINA" (Tito 2:1).

"PORQUE HAY UN SOLO DIOS Y UN SOLO MEDIADOR ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES, JESUCRISTO HOMBRE" (1Timoteo 2:5).

lunes, 3 de septiembre de 2018

EL PROCESO DE IMPLANTACION DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL

PRIMERA PARTE
El proceso de desarrollo del capitalismo desde el siglo XVIII, hasta llegar al siglo XXI, no ha sido otro que el de someter a los estados nacionales y sus sociedades, bajo el control del poder económico privado. En lo referente al capitalismo moderno, las naciones de Norteamérica y Europa cuentan con estados dirigidos por empresas transnacionales, productivas y financieras; quienes se dirigen a imponer un control total a los gobiernos de los demás países de América, África y Asia, considerando que estos ya se encuentran supeditados por la dependencia económica y política. A este proceso de total dominación capitalista, mediante la expansión de sus instrumentos de poder, se ha dado en llamar “globalización”. Se trata de una etapa previa a la final, donde las referidas multinacionales deben llegar a gobernar sobre los estados debilitados del tercer mundo y sus pueblos. En este proceso, los grupos políticos y económicos mundialistas y las organizaciones internacionales, son los vehículos para lograr estos propósitos.

Es por eso que, actualmente, se habla de llevar al Estado de nuestro país, por ejemplo, a ceder su espacio a las descapitalizadoras, para que ellas se hagan cargo de la productividad; cuando, en realidad, se trata de entregar nuestros recursos naturales, que intencionalmente han permanecido inexplotados durante más de siglo y medio, tan sólo para que sean utilizados casi intactos, para favorecer al crecimiento del poder multinacional; sacrificando a un Estado al cual la neo oligarquía tributaria y su clase partidista, dejaron exhausto premeditadamente.

Para comprender el desarrollo de este proceso, en esta oportunidad nos referiremos a las etapas recientes, a partir de la finalización de la segunda guerra mundial.

La derrota de las naciones del Eje conformado por Alemania, Italia y Japón, durante la segunda guerra mundial, da lugar al inicio de una nueva política de poder universal preparada por las potencias aliadas vencedoras.

Esta política se desarrolla dentro de un proceso de dominación, caracterizado por tres acontecimientos fundamentales: 1. Configuración de la futura dictadura capitalista; 2. Bipolaridad emergente de la guerra; 3. Institución del Nuevo Orden Mundial.

Configuración.
En la etapa de post guerra se establecen las bases para el futuro Nuevo Orden Mundial, dentro de una concepción universalista, y se prepara el sistema bipolar en el planeta, que seguiría inmediatamente después de la segunda guerra mundial. Se efectúa el reparto del continente europeo en dos zonas de influencia, con la entrega de territorios ocupados por los aliados a favor de la Unión Soviética. Esto incide en el surgimiento de los imperialismos norteamericano y soviético, los cuales emprenderían el subsiguiente juego de poderes, dividiendo en dos polos la política mundial.

Estados Unidos, Unión Soviética e Inglaterra, efectuaron cuatro conferencias para realizar ese reparto y generar la bipolaridad: Teherán (diciembre 1943); Yalta (febrero 1945); Potsdam (julio 1945); Londres (septiembre-octubre 1945).

Conferencias de post guerra que configuran el universalismo:

La conferencia de Bretton Woods, EE.UU., efectuada en julio de 1944, con la asistencia de 45 países, bajo la dirección de las potencias mundiales, determina elevar el dólar norteamericano a la categoría de reserva monetaria mundial y dar lugar a la creación de dos organismos supranacionales que regulen la política económica del mundo. Uno fue el BANCO INTERNACIONAL DE RECONSTRUCCION Y FOMENTO (BIRF), creado en 1944, que posteriormente, cambia su nombre al de BANCO MUNDIAL (BM) en 1946. Este se inició como un instrumento de ayuda a la reconstrucción de los países del hemisferio norte afectados materialmente por la guerra. Otro fue el FONDO MONETARIO INTERNACIONAL (FMI), establecido en 1945, como organismo que forma parte del sistema de las Naciones Unidas, para mantener la estabilidad del cambio monetario internacional y la concesión de préstamos a los países.

La ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS (ONU) se creó como resultado de las conferencias de Dumbarton Oaks (septiembre-octubre 1944) y San Francisco (abril-junio 1945). Este organismo fue diseñado previamente en las conferencias de Dumbarton Oaks y Yalta, donde EE.UU., URSS e Inglaterra, excluyendo a Francia, acordaron la firma de la Carta Constitutiva de las Naciones Unidas, logrando el consentimiento de China. La ONU se creó adoptando el plan general presentado por el presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt.

Fuente: EL DIARIO decano de la prensa nacional, 13 de septiembre de 2004, La Paz, Bolivia.

SEGUNDA PARTE














En cuanto al proceso de formación de la UNION EUROPEA (UE), este se inicia a mediados de 1943, con la conformación de la denominada Comisión Europea, compuesta por las mismas tres potencias que determinaron la creación de los organismos mundiales mencionados. A partir de entonces, los trabajos de unificación en el continente europeo se desarrollan bajo la tutela norteamericana. Esta labor proseguiría con la conformación del Consejo de Europa en 1947, la Organización Europea de Cooperación Económica (OCDE) en 1948, la Unión Aduanera Europea en 1950, la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) en 1951, Comunidad Económica Europea (CEE) o Mercado Común Europeo, en 1957, Comunidad Europea en 1967, hasta llegar a la creación de la Unión Europea de 1999. La pretensión es convencer a los pueblos europeos, y también a los del planeta, que, por sobre sus aspiraciones nacionales, pueden sacar provecho económico conjunto; para que consientan la institución de una organización supranacional que guíe sus destinos, sin oponer resistencia. En las palabras del francés Jean Monet, ideólogo del Mercado Común Europeo al ministro de defensa israelí Simón Peres: “Europa unida es una meta política. Pero si se presentara de esta manera, todo el mundo la rechazaría. Así, la argumentación debería ser –y fue- económica. Por eso escogimos, con lucidez, el contexto económico”.

La bipolaridad.
Desde 1945 emerge un sistema bipolar de poder mundial, con el predominio de la tendencia capitalista, presidida por los Estados Unidos de América de una parte, y la corriente marxista, dirigida por la Unión Soviética. Esto genera un balance de fuerzas entre las tendencias de derecha e izquierda, destinada a polarizar y confundir a las sociedades de los demás países.

Este sistema fue el resultado de dos fuentes:

1. Norteamérica se fortaleció con la victoria aliada en la segunda guerra mundial, convirtiéndose en una nueva potencia imperialista amenazante, cuyos intereses se reparten en el planeta; a partir de su preeminencia sobre Europa occidental, la misma que se constituyó en su apoyo fundamental. 2. El poder soviético se constituyó en otro peligroso imperialismo emergente de esta guerra, debido a que acrecentó su campo de acción, por las concesiones que Estados Unidos e Inglaterra le facilitaron en la toma de Europa oriental durante el conflicto. Además, los cursos mundiales de financiamiento le facilitaron créditos y medios para desarrollarse como potencia. Mientras los países del tercer mundo debían pagar intereses por préstamos externos, entre el 12% y el 20% y más; a la URSS sólo se le cobraba entre el 2% y el 6% de interés.

A raíz de esto, se creó una situación de aparente competencia entre los dos imperialismos.

Hablando claramente, se trataba de un sistema mundial, polarizado en dos subsistemas, el cual se mantuvo como equilibrador del poder político-económico en el planeta.

Se desarrolló este sistema mundial, acrecentando la supremacía de esas superpotencias en todos los aspectos, mientras se provocaba un estado de tensión en los países latinoamericanos y afroasiáticos, con conflictos armados de diversas características e intensidades; dentro de un juego de poderes que se encargó de reducir materialmente a estos últimos. Este juego de poderes es conocido con el título de “Guerra fría”.

1. China comunista emerge como una tendencia de equilibrio que complementa a la bipolaridad. 2. Frentes de conflicto, políticos, económicos y posesión de bases militares en el mundo: TRILATERAL COMISION, COMECON, OTAN, PACTO DE VARSOVIA, etc. 3. Conflictos en el tercer mundo con golpes de estado, dictaduras de izquierda y derecha, terrorismo, guerrillas, represiones, etc. 4. Agresiones militares de los imperialismos contra países como Hungría, Checoslovaquia, Polonia, Tíbet, Afganistán, Vietnam, Panamá, Grenada, etc. 5. Conflictos entre los dos imperialismos, como ejemplos de tensión: Guerra de Corea, crisis de mísiles, Bahía de Cochinos, Medio oriente, etc.

Europa estuvo condicionada al estar dividida en los bloques occidental y oriental, bajo la amenaza de la fuerza militar del bloque comunista en la línea oriental y supeditada a la presencia de bases militares norteamericanas para asegurar su defensa.

Fuente: EL DIARIO decano de la prensa nacional, 21 de septiembre de 2004, La Paz, Bolivia.




TERCERA PARTE














El proceso de globalización.
Se lleva a cabo con los elementos resultantes del régimen bipolar o anulando gradualmente los remanentes. Dos eventos preparan el camino del Nuevo Orden Global:

1. La conformación de un organismo supranacional denominado COMISION TRILATERAL, constituido por las empresas transnacionales. 2. La caída predeterminada del comunismo soviético, para dar fin a la era de la bipolaridad; por cuanto esta potencia se encontraba profundamente condicionada a los organismos centrales de crédito que financiaban su sistema, a lo que se añadía su desventaja en los mercados mundiales, que se encontraba en el orden del 30%; además de las profundas contradicciones dentro de su sociedad. Debe tomarse en cuenta que tenía acuerdos empresariales con las transnacionales occidentales que, inclusive, llegaron a desenvolverse en su territorio, como los casos de Coca Cola Company de EE.UU. y la empresa Fiat italiana, por poner dos ejemplos. Por otra parte, la multinacional inglesa de llantas, Dunlop, contaba con su principal fábrica en Polonia, país comunista, donde se empleaba mano de obra de presos políticos. Y no se olvide la asistencia permanente, en millones de toneladas de trigo, con los cuales, Norteamérica y Europa occidental, sostenían a la Unión Soviética y China Comunista.

Comisión Trilateral.
La comisión trilateral, se presentó como una organización no gubernamental, que en los hechos, señaló las directivas a seguir, como una continuación de la política capitalista de dominio universal. El nombre de Trilateral, corresponde a las tres regiones geográficas de mayor desarrollo económico, en que se dividió al planeta para un mejor control estratégico: EE.UU., Alemania occidental y Japón. La reunión inaugural de la Comisión Trilateral, se efectuó el 23 de octubre de 1973 en Tokio, Japón. Acudieron al encuentro los representantes de las principales fuerzas políticas de occidente y el sudeste asiático, directivos de empresas multinacionales, Consejo mundial de Iglesias, representantes de CFR (Consejo de Relaciones Exteriores), bilderbergers y FRS (Sistema de la Reserva Federal), entre otras personalidades del mundo político, social, cultural, y económico. Esta reunión fue convocada y estructurada por David Rockefeller, presidente del CFR y del Chase Manhattan Bank, y uno de los hombres con mayor influencia en la política y las finanzas del mundo. Se constituyó en el presidente de esta nueva entidad mundialista. Su hombre de confianza, Zbiegnew Brzezinski, fue posesionado en el cargo de Director Ejecutivo. Brzezinski era especialista en asuntos soviéticos (más tarde fue el Secretario de Defensa del gobierno del Presidente norteamericano James Earl Carter) y profesor de la Universidad de Columbia; quien, bajo los auspicios de Rockefeller, escribió libros en los que postulaba la creación de la Comisión trilateral; la obsolescencia de los Estados Unidos, el cual debía pasar por una transición hacia una comunidad de naciones; elogio del marxismo; instauración de un Nuevo Orden Mundial. Asimismo, planteó que el hombre ha atravesado tres etapas de evolución: la religión, el nacionalismo y el marxismo; pero ahora, se encuentra en medio de la cuarta, que es la era tecnotrónica, en la cual se implantará el Gobierno Mundial. Estos postulados constituyeron la estructura ideológica del trilateralismo, orientados a materializarse en la actualidad, por las líneas maestras dadas en aquella oportunidad; como la de instituir un mundo centralizado en un poder unipolar, atomizando al mismo tiempo, a las sociedades nacionales; confluencia del neo capitalismo en todas sus expresiones; reemplazo del imperio soviético; constitución de organismos regionales de integración continental; liberalización de mercados; ecumenismo religioso; predominio de los oligopolios en el mercado mundial; cesión de las soberanías; completar la intervención política y económica a los países subdesarrollados; etc. A partir de 1973, comienzan a ejecutarse las consignas del trilateralismo, las cuales prepararon el advenimiento de la era de la globalización. La etapa inaugural del Nuevo Orden Mundial se inicia en el año 1987, y, logra su consolidación con la cancelación del régimen comunista en la Rusia soviética, la cual se convierte al capitalismo, con la “glasnost” (transparencia) y la “perestroika” (reestructuración) de Mikhail Gorbachov. En la China roja se aplica la “GAI GE” (reformas). Así, el trilateralismo multinacional se plasma en un poder mundial que, precisamente, está centralizado trilateralmente –la redundancia es válida- por el predominio actual de los EE.UU., seguido de la Unión Europea y los llamados “Tigres del Asia”.

Así se compone el nuevo Super Estado capitalista mundial que, inexorablemente, se dirige a afianzar su dictadura global futura que, aunque ya existe hoy en día, mantiene una simulación democrática, impuesta a las naciones. Pero, la dictadura global que viene, será desembozada y sin disimulos (si es que disimulo se puede llamar, a toda su estrategia mundial de imposiciones, condicionamientos e invasiones). Su preparación ya ha sido declarada por los integrantes de la superestructura del imperialismo global, que la han bautizado anticipadamente, con el nombre de “Gobierno Mundial”. Será la futura dictadura capitalista de estas transnacionales; los organismos internacionales y sus apéndices; las potencias imperialistas de las tres regiones de dominio universal; la participación de las logias masónicas, que ahora actúan como un poder soterrado; las internacionales, como la socialista y la demócrata cristiana; además del poder ecuménico, del cual se proyecta imponerlo, como un oligopolio político y religioso.


Sergio Portugal Joffre

Fuente: EL DIARIO decano de la prensa nacional, 4 de enero de 2005, La Paz, Bolivia.

lunes, 20 de septiembre de 2010

EL NOMBRE DE DIOS

Sergio Portugal Joffre
Apóstol cristiano
La Iglesia Cristiana Universal
Serie: Doctrina Cristiana

Nota.El presente trabajo, bajo el título EL NOMBRE DE DIOS, fue editado por primera vez, en el mes de septiembre del año 2002. Ahora, vuelvo a presentarlo con algunas correcciones, para su distribución entre los hermanos y las personas en general, que deseen conocer la voluntad de nuestro Dios para dirigir sus vidas. Es parte del material que acompaña a las prédicas y enseñanzas, que, junto con mi esposa, Sandra Nery, impartimos mediante el ministerio EN EL NOMBRE DE JESÚS, sirviendo a los cristianos que buscan el conocimiento de su Señor. Luego de ejercer el ministerio de la enseñanza, desde el año 1996, aquí, en la República de Bolivia; ya llegó un nuevo tiempo en que el Señor nos dio la oportunidad de dirigir su obra como pastores de LA IGLESIA CRISTIANA que fundamos con nuestros hermanos, a partir del 21 de noviembre del año 2015.


ÍNDICE

INTRODUCCIÓN
Capítulo I
EL NOMBRE DE DIOS
Capítulo II
EL NOMBRE DE JESÚS
Capítulo III
EL SALMO 119 Y LA LEY
Capítulo IV
JESÚS, PRINCIPIO Y FIN
Capítulo V
EL NOMBRE Y LOS DISCÍPULOS
Capítulo VI
EL NOMBRE DE JESÚS NOS SELLÓ CON EL ESPÍRITU SANTO
Los trasgresores contra el nombre
Los falsos profetas y la antítesis del sello de Dios
Los marcados con el nombre de la bestia
Los victoriosos en el nombre de Jesús

INTRODUCCIÓN
YO, YO SOY EL QUE SOY/EJYE ASHER EJYE (EN HEBREO); ESTE ES MI NOMBRE; Y A OTRO NO DARÉ MI GLORIA, NI MI ALABANZA A ESCULTURAS” (Isaías 42:8).

Esta es la revelación del nombre de Dios. Es el nombre por excelencia que identifica al Creador, como el único y verdadero Dios; que no puede ser equiparado a divinidad alguna creada por el hombre.

Dios ha transmitido la herencia de su nombre a Jesucristo, porque su Hijo es la imagen de la gloria divina. Es él quien tiene la potestad en el cielo y en la tierra, para la salvación de todo aquél que cree que Jesús es el único camino al Padre. Para el que se arrepienta de sus pecados y pueda obtener una nueva vida, ahora y en la eternidad, por la gracia y el perdón de Dios.

Inquirir en el profundo sentido del nombre de Dios nos permite comprender la íntima relación que existe entre el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo. Lleva a un entendimiento de la personalidad divina y humana de Jesucristo. Asimismo, nos conducirá al conocimiento de la relación existente entre nosotros los creyentes con el redentor. Por esta relación adquirimos la calidad de hijos de Dios, que nos sella de una manera particular con la señal del Espíritu Santo. Veremos con claridad esta línea de vinculación que relaciona el nombre del Padre, con el del Hijo, hasta llegar a nosotros; haciéndonos portadores de un nuevo nombre, que nos identificará como posesión suya para la eternidad.

Quienes buscan una verdadera relación filial con Dios, como su Padre, no necesitan invocar los nombres de potestades espirituales de oculta procedencia, ni de hombres divinizados o de mesías fraudulentos. No son los nombres de una inacabable procesión de intercesores, como falsos cristos, vírgenes y los santorales, en competencia por poseer al más milagroso. Estos son artificios supersticiosos que confunden al buscador, llevándolo al extravío.

De ninguna manera. Porque quien busca a Dios sólo lo encontrará a través del único mediador que es su Hijo Jesucristo. Jesús es el nombre sobre todo nombre, que se invoca en la oración para asumir el amor de Dios en nosotros. Para libertarnos de nuestros pecados y redimirnos. Para dejar la vieja vida y regenerarnos como hombres nuevos. Porque se invoca el nombre del que tiene el poder y autoridad sobre toda la creación. Hace posible que los hijos de Dios adquieran potestad sobre la naturaleza, para vivir en los milagros y vencer a la adversidad y las tinieblas en el nombre de Jesús.

La Paz, 29 de julio de 2010


Sergio Portugal Joffre
MINISTRO CRISTIANO
LA IGLESIA CRISTIANA


Capítulo I
EL NOMBRE DE DIOS

Cuando Dios apareció a Moisés en el desierto de Horeb, en medio de la zarza en llamas, marcó el tiempo del inicio de una misión de liberación para el pueblo de Israel. Al mismo tiempo, fue la primera vez que el Creador reveló su nombre a una persona, después del diluvio. Con tal acontecimiento, comenzó una nueva relación entre Dios y el hombre.

“Dijo Moisés a Dios: ‘He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre? ¿Qué les responderé?’. Y respondió Dios a Moisés: ‘YO SOY EL QUE SOY’. Y dijo: ‘Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros’” (Éxodo 3:14-15).

La expresión YO SOY EL QUE SOY, revela la íntima esencia del Creador, en toda su autenticidad; pues, en realidad, no hay palabras para manifestar el profundo sentido de su nombre. Expresa que es el único y verdadero Dios, que existe en sí mismo como Creador increado. No hay nadie como Él. No hay otros dioses. Es el único Ser Supremo, por siempre y por la eternidad. Solamente es Él.

El libro de Génesis, en el capítulo 4, versículo 26, nos dice que en tiempos de Set, el tercer hijo de Adán “…los hombres comenzaron a invocar el nombre de YO SOY EL QUE SOY”. Es decir, que, antes del diluvio universal Dios hizo conocer su nombre a todos los hombres; pero este fue olvidado después de aquel gran cataclismo. Posteriormente, ni siquiera los patriarcas tuvieron el privilegio de conocerlo. Dios se presentaba a ellos bajo apelativos como Elohim, que significa Dios. Este apelativo Elohim podía ir acompañado de un calificativo, el cual también señalaba uno de los atributos divinos; tales como Dios Omnipotente (El Shaddai), Dios Altísimo (El Elyón), Dios Eterno (El Olam), etc. Así lo explica el Señor en Éxodo 6:2-3:

“Habló todavía Dios a Moisés, y le dijo: ‘Yo soy EJYE ASHER EJYE. Y aparecí a Abraham, a Isaac, y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre EJYE ASHER EJYE no me di a conocer a ellos’”.

Solamente hay un pasaje en las escrituras donde ya se pronuncia el nombre de Dios, en boca del patriarca Abraham. Este es Génesis 14:22: “…he jurado a Jehová, (o sea, EJYE ASHER EJYE, YO SOY EL QUE SOY), Dios altísimo, creador de los cielos y de la tierra…” Esto nos indica que solamente Abraham conocía el nombre del Señor; porque se trata de una etapa entre el tiempo posterior al diluvio, la dispersión de los pueblos en Babel y antes del llamamiento a Moisés en Horeb. Por lo tanto, al escudriñar la escritura bíblica entre Génesis 4:26 hasta el capítulo 3 de Éxodo, no existe alusión alguna al nombre divino, con excepción de Génesis 14:22. Lo cual significa que Abraham fue el único que pronunció el nombre de Dios en una sola oportunidad permitida; por cuanto, en su corazón se encontraba revelado, como una herencia del tiempo pre diluviano. Aquí nos damos cuenta que, el nombre se transmitió por generación hereditaria, solamente por la línea que va de Sem a su descendencia primogénita, hasta llegar a Taré y su hijo Abraham; pero, nadie más lo conocía.

El hecho de que Abraham hubiera pronunciado el nombre YO SOY EL QUE SOY, de manera excepcional, al Rey Bera de Sodoma, y luego de compartir con el Rey Melquisedec de Salem, nos demuestra la gran importancia de conocer el nombre Divino y el permiso otorgado al patriarca para hacerlo. Después de este suceso, su Divino nombre no vuelve a pronunciarse en el texto bíblico hasta llegar al referido capítulo 3 del libro de Éxodo. De modo que, Abraham ya no lo dio a Isaac y que, por supuesto, ya no lo supo Jacob. Abraham tuvo el privilegio de pronunciar el nombre de Dios una vez, por ser el hombre que daría nacimiento a una nueva generación piadosa y al inicio de un nuevo tiempo para la humanidad; después del fin de una era, que fue marcada por el diluvio.

“YO SOY EL QUE SOY… este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos” (Éxodo 3:14-15).

El nombre EJYE ASHER EJYE, fue transcrito, en las sagradas escrituras hebraicas, por parte de los escribas judíos, con las consonantes YHWH; con la finalidad de evitar la pronunciación del nombre original de Dios; ya que se tenía la errónea creencia de que, al leerlo literalmente, se lo profanaba. Entonces, en lugar de transcribir el verdadero nombre del Señor, se lo ocultó e, incluso, se lo distorsionó, sustituyéndolo por una sigla. Estas letras provienen del hebreo antiguo, cuyo alefato contenía solamente consonantes, sin incluir vocales. El alefato es la lista de letras que componen el idioma hebreo, similar a nuestro alfabeto. El alfabeto debe su nombre al orden inicial de letras derivadas del griego; o sea, alfa, beta gamma, etc., en tanto que el alefato se inicia con las letras aleph, beth, guímel, etc.

Las consonantes YHWH corresponden a las letras Y (Yod), H (He), W (Wau), He (He); es decir, las letras décima, quinta, sexta y quinta del alefato. Esta lista de consonantes se las puede encontrar en el Salmo 119, cuyas estrofas están ordenadas de acuerdo al alefato. Cuando el conocimiento de las sagradas escrituras llegó a occidente, los griegos denominaron a estas cuatro vocales como el “TETRAGRÁMMATON”; Tetra: cuatro; Grámmaton: sonido, palabras.

Estas cuatro vocales eran abreviadas empleando las dos primeras consonantes; o sea, YH, cuyo significado expresaba “YO SOY”. Ejemplos de ello, se pueden encontrar en los Salmos 147:1 y 150:6.

Hacia el siglo IV a.C. los escribas judíos emplearon en los textos sagrados el nombre de “ADONAI”, en lugar de YHWH, porque consideraban que el Santo nombre de Dios era impronunciable. Adonai significa “MI SEÑOR” en el idioma hebreo. Más tarde, en el siglo XVI, los traductores cristianos de la Biblia al español, Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, interpolaron las consonantes Y, H, W, H con las vocales de la palabra Adonai; para dar un mejor sentido a las consonantes. De esta interpolación resultó la palabra YAHOWAH; el cual, castellanizado, se llegó a escribir como JEHOVÁ. Aunque convencionalmente se utiliza el nombre de Jehová en los actuales escritos bíblicos y en muchas obras cristianas, no es, en realidad, la acepción correcta. Lo mismo pasó con el nombre “YAHWEH”, que emplean, preferentemente, en el catolicismo. Este nombre también es una transliteración de consonantes y vocales; pero, que, en este caso, utilizó las consonantes YHWH con las vocales A y E de la expresión hebrea HA SHEM, cuyo significado es “EL NOMBRE”. En todo caso, existen diversas versiones que nos explican respecto al origen y forma de las transliteraciones hechas, que dieron como resultado los nombres JEHOVÁ y YAHWEH; no existiendo una clara conciliación de criterios al respecto. La pronunciación original del nombre YWHW era 
EJYE ASHER EJYE; pero, indudablemente, el nombre de Dios jamás fue Jehová o Yahweh. 

La abreviación del nombre YHWH, proviene del verbo hebreo hayah, que tiene el significado de ser. El significado de hayah denota algo más que solamente existir, pues se refiere al Ser en esencia y presencia viva; entonces, se refiere a la presencia viva de Dios mismo entre su pueblo, por la eternidad. Es por ello, que, en el Nuevo Testamento, el libro de Hebreos, en su capítulo 10:31, nos dice que es un Dios vivo. De manera, que, podemos llamar a Dios, con su nombre original de YO SOY EL QUE YO SOY o, su correspondiente en el idioma hebreo, EJYE ASHER EJYE, el cual, tendría, en su pronunciación fonética, como EIYÉ ASHER EIYÉ. Por consiguiente, el nombre de Dios no puede ser una transliteración como Jehová o Yahweh; pero, tampoco una sigla como YHWH.


Capítulo II
EL NOMBRE DE JESÚS


El nombre de Jesús, que fue dado por el ángel Gabriel en la anunciación de su nacimiento a María, para llamar al Mesías, nos revela la identidad divina de nuestro Salvador, como se encuentra en el pasaje de de Lucas 1:26-31. A él se refiere el Nuevo Testamento en el libro de Juan 1:1-3,14, cuando lo presenta como EL VERBO. Traducido del griego LOGOS, esta palabra se emplea con los significados de conocimiento, razón, discurso y proporción; lo que quiere decir que Jesús el Verbo es la ciencia divina misma que ha creado el universo y todo lo que en él existe. En este pasaje, el Logos se revela como la presencia divina creadora del universo, empleando la frase: “En el principio era el Verbo, el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios”. Así, nos muestra que este Logos o Verbo es el mismo Dios; pero, que a la vez se manifiesta de manera diferente del mismo, como mediador, tanto de la creación como de los hombres. 


Aunque, es necesario aclarar que, la palabra logos, fue empleada por el filósofo griego Aristóteles, por lo menos, cinco siglos antes de nuestro Señor jesucristo; pero, como era de esperarse, lo hizo con el sentido pagano, característico de su cultura; viendo al logos como un principio creador impersonal, aunque dotado de inteligencia, pero, incognoscible. De esta corriente, ya devino, luego, en las concepciones de los primeros gnósticos de los siglos I al III, que combinaron, de manera simbiótica, sus ideas filosóficas paganas con una suerte de cristianismo doctrinalmente corrompido. Arribando, para los tiempos de la edad media, a involucrarse dentro de los dogmas de un nuevo tipo de gnosticismo predominante de la época, en la persona de la herejía católica; la que llegó a adaptar el logos aristoteliano, bajo una forma de sincretismo afilosofado, con la célebre fórmula de la escolástica de Tomás de Aquino. Ya que al tomismo escolástico y la jerarquía gnóstica romana, les pareció que Jesús y Aristóteles, bien podían combinarse; aunque, quisieron pasar por alto que, existían abismales diferencias doctrinales, entre uno y otro. Esto, sin decir, que, en este filosófico eclecticismo, incluyeron, ya antes, en los tiempos de sus primeros filósofos patrísticos, como los neoplatónicos Orígenes y Tertuliano; que creyeron ver, en Platón, una anticipación iluminada de la doctrina de Cristo. Es decir, que, a esta mezcla de todo con todo, es lo que ellos denominaron como la "doctrina de los padres de la iglesia". No olvidemos que es de Orígenes y Tertuliano, de quienes proviene la terminología característica del catolicismo, citando, entre las mismas, a la más importante, que es la palabra en latín "trinitas" o, como ya la traduciríamos al español, con el término de "trinidad"; la cual tiene origen en las deidades paganas romanas y, otras más antiguas, hasta situarnos en la cultura sumeria, hacia el año 3.800 a.C. o la "trimurti" hindú, desde el año 1.800 a.C. Su significado es el de "tres dioses"; lo que no corresponde con la doctrina cristiana, puesto que el término trinitas", que es en latín, no se encuentra en las sagradas escrituras. Posteriormente, el viejo paganismo, el antiguo gnosticismo de los siglos I al III y el romano, influyeron de manera muy trascendental en las creencias masónicas, que, cuentan, en su bagaje esotérico, una variopinta gama de artículos aristotelianos, platónicos y patrísticos; con los cuales, interpretan, también, en su particular y sui géneris modo, a Dios, al Logos y el Espíritu Santo. Y, ni qué decir, de otras desviaciones religiosas como el mormonismo, adventismo, testigos de Jehová,  etc., en que cada uno tiene todo un problema de cosas juntas en la cabeza.

Aunque, si bien, Dios es Padre, Verbo y Espíritu Santo, El es uno dentro de sí mismo y se manifiesta en toda la plenitud de su Divinidad; pero, existe una gran diferencia, aunque parezca sutil, con la trinidad de dioses del paganismo, y, dentro del mismo error, se hallan las palabras "triuno" o "trino".

En oposición a los conceptos paganos del clero romano, es Dios que se revela como Verbo, y, en calidad de tal, se introduce en el mundo, llegando a nacer como hombre, para ofrecerse en sacrificio por los pecados de los hombres; haciéndose el propiciador, intercesor y única vía para llegar a él. Ningún hombre, porque es imperfecto y pecador por naturaleza, puede cumplir cometido semejante; sino solamente aquél que nace sin pecado, debido a su procedencia divina. Solamente Dios, desde los cielos, pudo proveerse como hombre para salvarnos; conviviendo con la humanidad, para redimirla de sus pecados.

Este es el sentido del Logos-Verbo, que, como se verá más adelante, tiene una íntima relación con la palabra creadora de Dios y con el nombre. En los cielos es el “Verbo de Dios” (Apocalipsis 19:13) que ha descendido a la tierra, para convertirse en el “Hijo de Dios”; porque es el Creador hecho hombre (Mateo 16:16; Lucas 1:35; Juan 6:69). También es el “Hijo de hombre”, pero como un ser humano nacido sin pecado (Mateo 2:15; 24:27).

El nombre de Jesús se escribe YEHOSHUA en el idioma hebreo, cuyo significado es “EJYE ASHER EJYE SALVA” (Lucas 1:31 y Mateo 1:21-23). El Creador se presentó en la antigüedad como EJYE ASHER EJYE NISÍ: EJYE ASHER EJYE ES MI BANDERA (Éxodo 17:15), EJYE ASHER EJYE SEBAOTH: EJYE ASHER EJYE DE LOS EJÉRCITOS (1Samuel 1:3); más, ahora, se presenta con el nombre de EJYE ASHER EJYE SALVA. Es decir, el nombre de Dios se transmite mediante el de Jesús.

Las expresiones “Yo Soy” fueron pronunciadas por Jesús, para recalcar su divinidad. Por ejemplo, se presenta así para indicar su preexistencia, cuando dijo que él era antes que Abraham (Juan 8:58); lo cual es lo mismo que decir que él existía desde antes de la creación. Esto motivó que los judíos, quienes tomaron esta afirmación como una blasfemia, quisieran apedrearlo. Otro ejemplo se presenta cuando él mismo se revela como el “pan de vida”, según se relata en el pasaje de Juan 6:35.

Nuevamente, la expresión Yo Soy está registrada en el evangelio de Juan 8:12 y 10:7, 9. Jesús dice: “Yo Soy”, lo que equivale a la fórmula divina de identificación, señalada como “JAH, o, en realidad, EJYE”. También lo encontramos en labios de EJYE ASHER EJYE, refiriéndose a sí mismo como Yo Soy en Isaías 43:11 y 45:5, por ejemplo. Es por esta identidad divina de Jesucristo que, cuando fueron a capturarlo aquellos guardias que acompañaban a Judas, cayeron de rodillas cuando el Señor pronunció la frase “YO SOY”, en el momento en que se encontraba con los discípulos en el huerto de Getsemaní; porque esta palabra tenía el poder divino de su nombre: “Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra” (Juan 18:6).

Jesús se presentó como el Mesías prometido, y así fue reconocido por sus discípulos, según lo comprobamos en Mateo 22:42; Lucas 2:11, 26; Juan 1:41; 4:25-26. Mesías significa Ungido en el idioma hebreo. Es el mismo significado de Cristo, en el idioma griego. Porque el Padre lo ungió como el Salvador de la humanidad, con autoridad sobre los ángeles y los hombres (Lucas 4:16-19; Hebreos 1:6-9).

Así también es presentado por el Apóstol Pablo en su carta a los Colosenses 1:15-17. En su calidad de Cristo, es imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación, en quien ha sido hecho todo lo que existe en el cielo y en la tierra. Quien tiene toda la preeminencia y es el mediador de la reconciliación de las cosas del cielo y de la tierra. Porque esta reconciliación se realizó mediante el pacto hecho a través suyo, con el derramamiento de su sangre en el sacrificio de la cruz. En el libro de Filipenses 2:5-10, se muestra a Jesús como igual a Dios, indicando que el Padre le dio un nombre que es sobre todo nombre; que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra.

Esto nos indica que el nombre de Jesús no es uno más entre muchos, sino que está investido de un poder divino. Este nombre tiene autoridad divina sobre todo lo existente, de manera que aún tiene el poder para echar demonios, hacer milagros, derribar todo obstáculo, sanar enfermos, resucitar muertos y realizar toda clase de prodigios. Es más, solamente a quienes tienen la fe para creer que Jesús es su Señor y Salvador personal, les será posible adquirir esa autoridad: “Todo lo que pidan al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo piden en mi nombre, yo lo haré” (Marcos 16:17-18; Juan 14:13-14).

Este nombre, además, tiene poder para salvar, como no lo tiene ningún otro en la tierra, ni de hombre ni de espíritu alguno. Sostener esta verdad le valió al Apóstol Pedro el ser detenido y enjuiciado ante el Sanedrín judío, donde enfáticamente declaró: “Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).

Aún más, el pasaje mencionado en la carta de Pablo a los filipenses, exclama que toda lengua confesará que “Jesucristo es el Señor”. En esa oportunidad, el apelativo de “Señor” dado a Jesús, indica el reconocimiento de su divinidad. En esta frase se utiliza la palabra griega “Kyrios”, que significa “Señor”; del mismo modo que “Adonai” es “Señor” en el idioma hebreo, tan sólo aplicable para referirse a Dios, el Creador del universo. Esto lo representaríamos de la siguiente manera:

Español JESÚS CRISTO ES EL SEÑOR

Griego IESUS KRISTÓS KYRIOS

Hebreo YEHOSHUA AMASIAH ADONAI

Capítulo III
EL SALMO 119 Y LA LEY

Remitirnos al Salmo 11, en el Antiguo Testamento, nos será muy útil para comprender lo que estamos estudiando, según hice referencia en páginas anteriores.

El Salmo 119 es conocido con el título de “salmos acrósticos”, debido a que emplea una composición poética con una letra que inicia cada estrofa. Se trata de 176 versos, agrupados con una letra del alefato hebreo. Así, el total es de 22 estrofas correspondientes a las 22 letras del alefato.

Este salmo es una síntesis de la ley divina dada a Moisés, en el que constantemente se hacen alusiones a la relación del creyente con Dios, obedeciendo, regocijándose y teniendo como guía de su vida a las leyes, palabras, mandamientos, enseñanzas, instrucciones y estatutos dados por el Señor. La palabra hebrea TORAH es sinónimo de estas expresiones. Es la misma palabra con la cual se designa a los cinco primeros libros del Antiguo Testamento, conocidos como Pentateuco o Ley. Estos son los libros de Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.

Utilizando como ejemplo este salmo, los rabinos judíos señalaban que el pueblo de Dios debía conocer y llevar en su vida la ley divina “de la aleph a la taw”, sin desviarse de ella. Hacían con ello referencia a la primera y última letras del alefato. Del mismo modo, nosotros, los cristianos, debemos conocer las enseñanzas bíblicas, que contienen la palabra de Dios, de principio a fin; es decir, del Antiguo Testamento al Nuevo Testamento, de Génesis hasta Apocalipsis, y así, seguir el camino de la salvación señalado por Dios, sin desviarnos de su enseñanza; para lograr que nuestras vidas fructifiquen en Él (Josué 1:5-9; Salmos 1:1-3).

Este salmo también nos lleva a comprender que la ley de Dios es una guía que nos conduce a conocer su gracia que, como nos señala Juan 1:17 “…la ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo”. Es decir, que vamos de la ley a la gracia. Que el vivir en la gracia, por medio de la fe, es cumplir la ley (Romanos 3:31).

De tales consideraciones, resulta que, como del alefato proviene la composición de las palabras y los nombres, entonces, contiene el profundo significado del nombre de Dios, como causa y esencia de todo lo que existe. Se establece la relación entre el alefato y la palabra, la cual es Jesús como Verbo; pues, como tal, toda la palabra, que es la Sagrada Escritura, es Cristo manifestado al mundo con la revelación del nombre divino. Por este motivo, también Jesucristo nos dice: “Yo soy el camino la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6). Esto nos remite nuevamente al Salmo 119 y el alefato, en el cual encontramos que el camino, la verdad y la vida, está en toda la palabra de Dios, de principio a fin.

El camino de vida, que nos conduce de la aleph a la taw es Jesús; porque él nos lleva a toda verdad; el que encuentra la verdad encuentra la vida. Jesús, es la verdad y la vida. Nuevamente Cristo como el Dios de verdad y de vida encarnado.

EL ALEFATO
Alef (Aleph)
Beth
Guímel
Daleth
He
Vau (Wau)
Zain
Heth (Chet)
Teht (Tet)
Yod (Iod)
Caf
Lámed
Mem
Nun
Sámec (Sámech)
Hhain (Ayin)
Phi (Pe)
Tsade
Cof (Qof)
Resch (Resh)
Sehin (Sin)
Thau (Tau, Taw)

Capítulo IV
JESÚS, PRINCIPIO Y FIN

“Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso” (Apocalipsis 1:8).

Este pasaje bíblico de la revelación de Jesucristo ante el Apóstol Juan, claramente nos demuestra la naturaleza de su divinidad y su relación con el nombre de Dios. En primer lugar, emplea letras extraídas del alfabeto griego, que consta de 24 letras. Este alfabeto se inicia con la letra alfa y termina con la letra omega. Jesucristo hace aquí una semejanza con el alefato hebreo, que, como dije, se inicia con aleph y termina en la consonante taw.

EL ALFABETO
Alfa
Beta
Gamma
Delta
Epsilón
Zeta
Efa
Theta
Iota
Kappa
Lambda
My
Ny
Xi
Omicrón
Pi
Rho
Sigma
Tau
Ípsilón
Fi
Ji
Psi
Omega

Nuevamente encontramos la enseñanza rabínica que instaba a conocer la ley mosaica de la primera a la última letra. Este pasaje del libro de Apocalipsis nos presenta a Jesús con el principio y fin de las escrituras; como la enseñanza de salvación toda. Es, asimismo, el Creador en los orígenes, identificado con el Padre, que también dará fin a los tiempos. Es, además, un indicativo de eternidad, por cuanto está así, señalando que él es el origen y el fin de todo. Él es la Aleph y la Taw.

Jesús utiliza, en repetidas oportunidades, la expresión divina de identificación “YO SOY”, en el libro de Apocalipsis. Además, en este versículo de 1:8 recalca la frase “dice el Señor”, apuntando una vez más que él es Adonai. Aún más, termina la frase con el apelativo de “el Todopoderoso”, que en hebreo se escribe El Shaddai; con lo cual reitera su carácter divino.

“El que es y que era y que ha de venir”, expresa la esencia del nombre Yo Soy el que Soy de Dios, que es eterno en el tiempo. Aquí se comprende aquella palabra dada por Dios a Moisés en Éxodo 3:14-15, cuando le dijo que éste era su nombre para siempre; con el cual sería recordado por los siglos de los siglos. Esto se cumple en el momento de la revelación de Jesús ante el Apóstol Juan. Es el Hijo de Dios glorificado; era el que estuvo en la tierra como el hijo del hombre, que vino por primera vez para redimirnos de nuestros pecados por su sacrificio en la cruz y que luego resucitó. El que ha de venir, por segunda vez, para juzgar a los hombres e iniciar un nuevo tiempo. Esta aseveración suya persiste en la revelación, cuando en Apocalipsis 1:17-18 Jesús dice: “…Yo soy el primero y el último, el que vive. Estuve muerto, pero vivo por los siglos de los siglos, amén”. Los pasajes del libro de Apocalipsis 21:6 y 22:13, confirman esta identidad entre el Padre y el Hijo.

Remitiéndonos al libro de Isaías, podemos apreciar cómo Dios anunció esta identidad, ya en el Antiguo Testamento; cuando dice: “Yo, YO SOY EL QUE SOY, soy el primero, y yo mismo seré con los últimos” (Isaías 41:4). También dice: “Así dice YO SOY EL QUE SOY, Rey de Israel y su Redentor, YO SOY EL QUE SOY de los ejércitos: Yo soy el primero y yo soy el último, y fuera de mí no hay Dios”. Estas son palabras del único Dios, dichas en el Antiguo Testamento, que solamente pudo emplear más tarde su Hijo, presentado como hombre; con la autoridad de quien sólo puede hacerlo porque es la imagen del Padre.

Capítulo V
EL NOMBRE Y LOS DISCÍPULOS

Los discípulos de Cristo conocen el nombre de Dios y lo guardan, dando testimonio de Él en sus vidas, en su conducta y en sus pensamientos. El nombre divino está inscrito solamente en quienes creen en el único Dios y que Jesucristo es su único Señor y salvador, sin colocar en su lugar reemplazo alguno, como dioses, ídolos. vírgenes, falsos profetas, profusión de cristos, etc. Ellos tienen puesta la señal de ese pacto en sus frentes, porque están sellados para la vida eterna, con un nombre nuevo que los señala como vencedores sobre el pecado y en la vida; para convertirse en columnas del templo de Dios (Isaías 56:5-6; 62:2; Apocalipsis 3:12). Esta es la señal de los escogidos de Dios (Apocalipsis 14:1; 7:3-4; 22:4).

“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo” (Apocalipsis 3:12).

La presencia de esta señal fue profetizada en el pasado a través de los libros de Éxodo, Isaías, Ezequiel y Apocalipsis. Se trata de una señal que corresponde a los creyentes, quienes al ingresar con su confesión de fe en la congregación de Jesús, se convierten en reyes y sacerdotes de Dios. Esta señal es una garantía que los compromete a vivir en santidad, consagrados, sin contaminarse con los pecados de este mundo, porque han sido lavados con la sangre del cordero (Apocalipsis 1:5-6).

Es por eso, que, en el libro de Éxodo 28:36-38, se indica que el Sumo Sacerdote Aarón colocaba sobre su cabeza el turbante que lo distinguía en su dignidad de oficiante del sacrificio santo. En la parte delantera del turbante se leía la inscripción “SANTIDAD A YHWH”. De esta manera, llevaba los pecados de los hijos de Israel, para que durante el sacrificio obtuvieran gracia delante de Dios.

Esto representaba al Mesías que vendría para ser sacrificado por los pecados de la humanidad y ser perdonados en la cruz. Es por eso que nosotros llevamos el nombre de YHWH en nuestras frentes, como sacerdotes oficiantes del sacrificio sagrado, al servicio de nuestro Sumo Sacerdote Jesús:

“Pero estando ya presente Cristo, Sumo Sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos, ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” (Hebreos 9:11-14).

Quien desee conocer más, acerca de la calidad de Cristo como Sumo Sacerdote, puede remitirse al libro de Hebreos y leer los pasajes, desde el capítulo 4:14 hasta el capítulo 10:8.

Esta señal en los escogidos, también la encontramos en el relato del profeta Ezequiel, en el capítulo 9. Aquí, Dios ordena al hombre vestido de lino, que tiene un tintero de escribano, poner una señal en las frentes de aquellos que se mantienen fieles al Señor, dentro de la ciudad de Jerusalén:

“Y la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el cual había estado, al umbral de la casa; y llamó EJYE ASHER EJYE al varón vestido de lino , que tenía a su cintura el tintero de escribano, y le dijo EJYE ASHER EJYE: ‘Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal (taw) en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella’… Y he aquí que el varón vestido de lino, que tenía el tintero a su cintura, respondió una palabra, diciendo: ‘He hecho conforme a todo lo que me mandaste’” (Ezequiel 9:3-4, 11).

En el texto original en hebreo, la palabra que corresponde a señal está escrita como “taw”; es decir: “…y ponles una taw en la frente”. Según apunté, esta es la última letra del alefato. De esta manera, podemos apreciar que los hijos de Dios llevan en sus frentes la señal de quienes han sido redimidos por el sacrificio de Jesucristo en la cruz. Esta taw es una anticipación profética que indica a quienes son salvados por aquél que es el primero y el último, para los tiempos finales. Dios es el primero y el último, Jesús es el primero y el último; el Alfa y la Omega. Omega, la última letra del alfabeto griego, que corresponde a la letra taw, que es la última letra del alefato hebreo; Así, pues, Jesucristo es la Taw, nuestra señal de los salvos para siempre.

Es la misma alusión a la sangre del cordero, con la que señalaron en el dintel de sus puertas, los israelitas que serían liberados de la esclavitud en Egipto. Cuando pasó el ángel de la muerte matando a los primogénitos de los habitantes de ese país, sólo aquellos que tenían como señal esa sangre en el dintel de sus puertas fueron salvos. Esta es la señal del “pesaj” (pasar en hebreo), aquella fiesta judía que Dios encomendó realizar, la cual es una anunciación profética del día en que se celebrará la cena pascual con el cordero de Dios que quita los pecados del mundo (Éxodo 12.7, 13, 21-27; Juan 1:29).

“Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).

Esta es una señal que nos muestra el privilegio que tenemos de compartir, todos los días, nuestra vida con Jesucristo. También con él compartiremos personalmente, cuando llegue el tiempo final, en la cena de bodas, preparada para todos sus discípulos, después de recogernos en el arrebatamiento.

El evangelio de Juan 1:12 dice: “Mas a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Los hijos de Dios, que creen que Jesús es el nombre sobre todo nombre, han hecho esta elección personal: “Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9). Como es evidente, todo lo que se pronuncia con la boca está relacionado con el nombre, la invocación y la confesión; que son la demostración del compromiso espiritual que significa el hablar y decir el nombre de Dios y de Jesucristo. Aquél que obtenga esta salvación, también tendrá la autoridad del nombre de Jesús para obrar prodigios sobrenaturales.

“El que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea, será condenado. Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán serpientes en las manos y, aunque bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”
(Marcos 16:16-18).

Capítulo VI
EL NOMBRE DE JESÚS NOS SELLÓ CON EL ESPÍRITU SANTO

El sello de Dios puesto con su nombre, se manifiesta en la unción que porta el creyente, que es la del Espíritu Santo. Por ello, la palabra de Dios dice: “Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió es Dios, el cual también nos ha sellado, como garantía, el Espíritu en nuestros corazones” (2Corintios 1:21-22).

Esta figura del sello también se encuentra en los pasajes de Efesios 1:13-14 y Efesios 4:30, en los cuales se hace énfasis en que fuimos sellados por haber creído en Jesucristo; como cumplimiento de la promesa hecha por el Señor, de que recibiríamos el poder del Espíritu Santo.

Además, la presencia del Espíritu Santo en nosotros es una señal de garantía, comparada con el anticipo de un pago, indicando que se está garantizando nuestra salvación, la cual no debemos desmerecer; porque estamos reservados para el día de la redención final. Estas afirmaciones se encuentran en pasajes como Lucas 24:49; Juan 14:26; Hechos 1:4; 2:33, en las cuales Jesucristo reitera esta promesa de poder y redención por la entrega del Espíritu Santo a los creyentes.

Los trasgresores contra el nombre.La palabra de Dios también hace una advertencia a todos aquellos que se apartan del Señor, al rechazar el don de su salvación, como lo encontramos en Hebreos 10: 26-31. El libro de Apocalipsis 9:4 indica cómo los hombres que no tengan en sus frentes el sello divino, serán dañados en los tiempos finales: “Y se les mandó (a los ángeles) que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni de ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes”.

Hay personas que tienen nombre de que viven, pero están muertas, como se advierte en Apocalipsis 3:1. Se llaman cristianas, sin embargo, no viven en santidad y se desviaron en pos de una simple religiosidad; utilizando el nombre de Dios y el de Jesús para sus propios intereses egoístas. Otros, aún portando la unción del Espíritu Santo, se extraviaron predicando doctrinas de error y por el camino de los pecados y la carnalidad. A estas personas, el Señor aún les da la oportunidad de revisar sus malos caminos y enmendarse; pues, de lo contrario, serán condenados eternamente:

“Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; guárdalo y arrepiéntete, pues si no velas vendré sobre ti como ladrón y no sabrás a que hora vendré sobre ti” (Apocalipsis 3:3).

Otros se pretenden cristianos, pero no siguen la doctrina pura de Jesucristo y han agregado filosofías humanas a su enseñanza, que contradicen la palabra divina. Ellos también reciben la advertencia, del mismo modo que a los creyentes infieles, que solamente utilizan el nombre del Señor para sus propios fines:

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquél día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: nunca os conocí; apartaos de mi obradores de maldad” (Mateo 7:21-23).

Los falsos profetas y la antítesis del sello de Dios.Es más, existe la antítesis del sello de Dios, y esa es la marca de la bestia. El libro de Apocalipsis advierte que la recibirán todos aquellos que, al apartarse de Dios por seguir a un dictador mundial que se hará pasar por Él, serán marcados como posesión satánica con el número 666, que es el número de aquella bestia. Quienes no se dejen marcar por la bestia no podrán subsistir en un mundo dominado por esta tiranía mundial venidera; que ya se está anunciando con el nombre del futuro Gobierno Mundial, el cual sucederá al actual Nuevo Orden Mundial.

Este número, el 666, será una marca que identificará a la bestia con los suyos, quienes, en lugar de llevar el nombre de Dios en sus frentes, portarán la marca de la bestia en su mano derecha o en su frente. Apocalipsis aclara que es el número del nombre de la bestia, la misma que también es identificada como el anticristo. El nombre del anticristo es el opuesto del nombre de Jesús.

“Y hacía que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre. Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis”
(Apocalipsis 13:16-18).

Notemos asimismo, que de parte de Dios corresponde un sello, pero, de Satanás es por el contrario, una marca. Esta será una marca visible, no invisible o debajo de la piel, como algunas veces se afirmó por parte de otras teorías que buscan interpretar esta profecía, a la luz de los tiempos modernos y su avance tecnológico. Lo que la Biblia aquí describe es un tatuaje, y no alguna sustancia subcutánea que podría portar un microchip, o, tampoco algún tipo de objeto nanotecnológico; mucho menos aquél código de barras que han recreado algunas películas apocalípticas. La palabra de Dios no dijo que se tratará de un objeto insertado sobre la piel o debajo de ella; lo que dijo claramente es que será una marca visible sobre la piel. Eso sí, esta marca del anticristo podría imprimirse sobre la epidermis con las conocidas técnicas de tatuaje que hoy en día se están promocionando en todo el mundo; no es casualidad que la moda del tatuaje, que siempre fue desde la antigüedad una práctica pagana y ocultista, se haya difundido de manera que existan personas que ya se encuentran marcadas, inclusive, con diseños en todo su cuerpo. También podría tratarse de algún modo de impresión con técnicas láser, que ya emplearon los nazis contra la población judía en los campos de concentración, durante la segunda guerra mundial.

También debemos comprender que la marca de la bestia no se reduce al número 666; sino que tiene tres alternativas de tatuaje, como son el número, el nombre mismo del anticristo y un tipo de símbolo que los representa. Estas cosas se sabrán cuando llegue el momento de verlo y no es sabio hacer especulaciones acerca de ello, como si se tratase de la verdad última que alguien hubiese descubierto; hoy, no sabemos cuál es el nombre de la bestia, que será el tirano del Gobierno Mundial futuro. Lo que nos dice la palabra de Dios es que su nombre podrá ser calculado, dándonos como resultado matemático el número de su nombre, que será el seiscientos sesenta y seis. Han surgido en el mundo entero los falsos profetas que buscan confundir a la opinión pública junto con los cristianos, pretendiendo que tienen una revelación superior a todos los demás ministros del Señor. Estos falsos apóstoles y profetas difundieron falacias con las cuales afirmaron que ya tienen indicado por Dios quien es el anticristo; y han realizado cálculos absurdos con los nombres y apellidos de los distintos personajes del mundo de la política, el espectáculo o la ciencia; en muchos casos, los supuestos anticristos señalados murieron años después de ser mostrados como tales por el pseudo profeta de turno. Estos pretendidos descubrimientos de nuevos anticristos de moda, generalmente están acompañados de falsas profecías que anuncian fechas de inminentes catástrofes, arrebatamientos de los fieles, venidas de Jesucristo y toda clase de mentiras, que jamás pierden su religioso público crédulo. Una clase de engaño que es posible sobre aquellos que no obedecen al mandato de Jesucristo, quien dijo, por ejemplo, que:

“Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre” (Mateo 24:36).
Y les dijo: “No os toca a vosotros saber los tiempos (Kronos) o las sazones (Kairós), que el Padre puso en su sola potestad” (Hechos 1:7).

Y esta credulidad, debo decir, también va asociada infaliblemente a la estafa religiosa que promete convertir en grandes accionistas sobrenaturales a los incautos, a cambio de igualmente grandes aportes monetarios que van contra la sana doctrina bíblica del diezmo y la ofrenda que enseñó el Señor. Porque el diezmo y la ofrenda son parte de la enseñanza bíblica; pero, la venta de indulgencias o los remates de indulgencias son parte de la enseñanza de los mercaderes de almas: “… y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas…” (2Pedro 2:1-3). “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1Juan 4:1).

Los marcados con el nombre de la bestia.Advierte la profecía apocalíptica que los marcados con el número de la bestia o anticristo serán afectados por una úlcera maligna y pestilente en su piel: “Fue el primero, y derramó su copa sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen” (Apocalipsis 16:2). Aún más, éstos recibirán la condenación eterna en el lago de azufre y fuego, donde serán atormentados por siempre:

“Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago que arde con azufre. Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos” (Apocalipsis 19:20-21).

La ira de Dios será contra ellos y no tendrán reposo jamás:

“Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: ‘Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del cordero; y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre’” (Apocalipsis 14:9-11).

Los victoriosos en el nombre de Jesús.Como corolario, en el mensaje a la iglesia de Éfeso, contenida en Apocalipsis 2:3, el Señor reconforta a los hombres fieles que han luchado por el nombre de Jesús. Aunque tengan faltas que deban corregir en sí mismos y en sus actos:

“Yo conozco tus obras; he aquí he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra y no has negado mi nombre” (Apocalipsis 3:8).

Es un mensaje preparado para aquellos que, aunque se encuentren en un medio completamente adverso, continúan batallando con valor en defensa de la fe, por amor de su nombre: “No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a alguno de vosotros a la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida” (Apocalipsis 2:10).

Ellos tendrán la victoria y vivirán por siempre con su Señor. Debemos comprender que quien vive con el nombre de Jesús y logra la victoria en su nombre; asimismo, recibe como premio por su fidelidad inconmovible y sin negociaciones, un nuevo nombre.

Así es, los victoriosos en el nombre de Jesús recibirán un nombre nuevo, que nadie más conoce, y los señalará como salvos e hijos de Dios, por la eternidad. Para ellos, Él ha reservado estas palabras:

“Yo conozco tus obras y dónde habitas: Donde está el trono de Satanás. Pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe ni aún en los días en que Antipas, mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde habita Satanás… Al vencedor yo le daré de comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca y en la piedrecita un nombre nuevo escrito, el cual nadie conoce sino el que lo recibe” (Apocalipsis 2:13,17).

Amén

La Paz, Septiembre 2002

ALGUNAS ACLARACIONES ACERCA DE LA PELÍCULA "LA PASIÓN"

Sergio Portugal Joffre

Serie: Orientación cristiana

Se está llevando a cabo una amplia promoción de la película La Pasión, producida y dirigida por el actor australiano Mel Gibson, bajo la firma de la productora cinematográfica ICON FILMS, e interpretada por el actor Jim Caviezel, en el papel de Jesús. Se ha podido advertir que tal promoción se realiza, inclusive, en el ámbito evangélico, recomendándola a los creyentes como si se tratase de una película sobre los sufrimientos y muerte en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, basada en los evangelios, no identificada con alguna confesión religiosa.

Sin embargo, para evitar que los siervos y el pueblo de Cristo sean sorprendidos en su buena fe, es preciso y urgente aclarar que el citado filme es un instrumento de propaganda católica, empleado además, para promover el ecumenismo. Ecumenismo con el cual se pretende llevar a cabo un contubernio anticristiano, aliando a evangélicos y católicos, confundiéndolos como si profesasen la misma fe en Jesús e, inclusive, pretendiendo agregar a ello a otras religiones opuestas al cristianismo.

Pero, esta película eminentemente comercial, no está basada fielmente en los evangelios, sino que el argumento presenta una confusa y engañosa idea sobre el sacrificio de Cristo, bajo la idea del llamado “vía crucis” católico. La realidad es que los productores del film basaron el argumento en un libro escrito por el poeta católico Clemens Brentano intitulado: “La dolorosa pasión de nuestro Señor Jesucristo de acuerdo a las meditaciones de Ana Catalina Emmerich”. En esta obra el autor recoge las visiones de una monja de la Orden católica de San Agustín, llamada Ana Catalina Emmerich, nacida en Flamsche, Alemania, quien vivió entre los años 1774 a 1824. Esta religiosa solía tener experiencias de estigmatización, presentando heridas y sangrado de origen sobrenatural en el cuerpo, que se suponía, eran las señales de las flagelaciones y crucifixión de Cristo. Las señales de tortura eran acompañadas de visiones sobre la agonía de Jesucristo que la citada vidente afirmaba tener. Como sabemos, tales experiencias no vienen del Señor nuestro Dios, sino que son manifestaciones de posesión demoníaca, características por el sadismo y lo siniestro con que se muestran.

El libro fue utilizado por Pío XII (Papa 1939-1958) y recomendado por el mismo, para el público católico. Es más, por medio de esta película se ha logrado promover la venta del libro sobre las experiencias psíquicas de Sor Emmerich, el mismo que fue publicado por la editorial Surgite y la revista católica Cristiandad. De manera que, al promocionar la Película La Pasión, algunos evangélicos estarían promoviendo la venta del libro de una poseída, en consecuencia. Steve McEveety, co productor de la película, viajó al Vaticano y la presentó ante las autoridades eclesiásticas romanas, el 5 de diciembre de 2003, para obtener la aprobación de Juan Pablo II. El Pontífice católico fue el primero en ver el filme, aprobándolo con la frase: “es como fue”. Posteriormente, también fue presentado al señor Billy Graham, conocido predicador, promotor del ecumenismo, contando con su visto bueno.

Que los cristianos tengamos siempre presente que debemos mantenernos fieles a nuestro Señor Jesucristo, obedeciendo su evangelio, tal como lo presenta la Sagrada Escritura, en su calidad de Dios nacido como hombre, quien derramó su sangre en la cruz, muriendo para salvarnos de nuestros pecados y que resucitó de entre los muertos. Tengamos en cuenta que el volver nuestros ojos hacia las falsas doctrinas con engañosa apariencia cristiana, es dar la espalda al Señor Jesús, quien nos rescató de la esclavitud y nos dio libertad en el Espíritu. No sólo nos engañamos a nosotros mismos, sino que este error puede arrastrar a otros a extraviarse de la fe y, además, cerramos la salida hacia la verdad a los no creyentes. La herejía católica ha reemplazado la divinidad de Jesucristo, con la adoración de diosas madres, ídolos, reliquias y celebraciones paganas, además del engaño con doctrinas gnósticas y otras blasfemias. Mantengamos nuestra salvación, esperando a Jesús, quien regresará pronto a recoger a los que se mantuvieron fieles a él hasta el final. Deuteronomio 13: 1-4; Gálatas 1: 6-10; Apocalipsis 3:11.

La Paz, Bolivia, Enero 2004

EL ECUMENISMO

Sergio Portugal Joffre

Serie: Orientación cristiana


Nuestro Señor Jesucristo y los apóstoles dejaron establecidos los fundamentos para la salvación de la humanidad, hace dos mil años. Pero, posteriormente, también se manifestaron personas que distorsionaron la enseñanza cristiana, produciendo herejías destructoras; que llevaron durante todos estos siglos, hasta el presente, a confundir la enseñanza cristiana con filosofías humanas y paganismo; extraviando a muchos del camino del Señor. Entre esas muchas herejías, podemos citar a los judaizantes, gnósticos, arrianos, católicos, mormones y testigos de Jehová, por ejemplo.

En el tiempo actual, ha surgido una última herejía, que es la del ecumenismo. Ecuménico, es una palabra que proviene del idioma griego “oikoumene” y significa “toda la tierra habitada”. La palabra ecuménico es utilizada como sinónimo de católico, porque ambas palabras significan universal. El catolicismo romano emplea el término ecuménico, por lo menos, desde el siglo IV d.C., para indicar su herencia grecorromana como imperio universal; asimismo, se refiere a su poder político y religioso expandido sobre la tierra. Así también son llamados los veintiún concilios ecuménicos que ha realizado desde el Concilio de Nicea en el año 325, hasta el último Concilio Vaticano II, finalizado el año 1965. La doctrina del catolicismo también es llamada ecuménica, por cuanto procede de estos concilios y es la norma religiosa válida para todo el mundo católico. Dentro de la doctrina ecuménica católica se incluyen sus tradiciones y dogmas heréticos.

El término “ecuménico” ha llegado a ampliar su significado, en el siglo XX, para referirse a la reunión de las diferentes confesiones religiosas evangélicas, ortodoxa oriental, armenia, copta, anglicana, Ejército de salvación y otras más, en torno a la institución católica romana, tomando un sentido de unidad universal con ella. Ya desde antes del siglo XIX se iniciaron encuentros entre personeros del Vaticano, las iglesias protestantes evangélicas y la Iglesia Anglicana, al grado que, en el año 1846, se constituyó en Londres, Inglaterra, una alianza evangélica para preparar el terreno, a fin de lograr acuerdos, con el papado romano. La Iglesia Anglicana o Iglesia de Inglaterra, que no es cristiana, fue la autora de esta iniciativa. Finalmente, el año 1948, en Ámsterdam, Holanda, se realizó la fundación del CONSEJO MUNDIAL DE IGLESIAS (CMI), que es la mayor organización ecuménica, la cual integra a evangélicos pro católicos tradicionalistas, pentecostales y carismáticos, junto con los ortodoxos orientales y anglicanos; como instrumento oficial para desarrollar las relaciones inter eclesiales con la institución católica romana. Desde entonces, hasta hoy, aunque no todas se incluyen dentro del CMI, existen diversas organizaciones mundiales que son parte del movimiento ecuménico; es decir, iglesias, seminarios e institutos teológicos, fundaciones, ONG’s, redes de comunicación masiva, editoriales, empresas fonográficas, etc. Sus actividades se dirigen manifiestamente a promover la capacitación, misiones y movilizaciones, para llevar a los cristianos hacia una comunión con el catolicismo; que, en buenas cuentas, no es otra cosa que desviarnos de nuestro camino y dirigirnos de regreso al papismo, la idolatría, el marianismo y la herejía católica. El movimiento carismático es parte del ecumenismo; por cuanto sus seguidores afirman que el poder del Espíritu Santo también se manifiesta en los católicos, anglicanos, ortodoxos y evangélicos, para la unidad.


El argumento que los seguidores del ecumenismo emplean para justificar esta alianza con el catolicismo, es que todas las denominaciones deben unirse; haciendo a un lado lo que ellos llaman sus “pequeñas diferencias doctrinales” para seguir el ideal común que, supuestamente, es Jesucristo. Pero, en realidad, se trata de seguir el rumbo de previos acuerdos políticos y económicos, existentes entre gobiernos y entidades empresariales multinacionales y líderes religiosos; para quienes el movimiento ecuménico es un poder político y religioso que les sirve como apoyo complementario, que fortalezca la globalización y conduzca, mancomunadamente, hacia la implantación de un futuro Gobierno Mundial dictatorial.

El ecumenismo también propugna que esta unidad interdenominacional se realice reconociendo al papa romano como su autoridad espiritual suprema y a la institución católica como la “santa madre iglesia”, a la cual deben retornar los “hermanos separados”. Esta labor implica que los lazos de unidad se extiendan hacia las otras religiones, tales como el judaísmo, el islamismo, el budismo, el hinduismo, etc., para lograr conformar un instrumento mayor, que es el macro ecumenismo, como lo llaman. En otras palabras, llegar a negar que Jesús sea el único camino de salvación y aceptar que existen otros caminos para llegar a Dios, mediante otras religiones y profetas. Este objetivo se encuentra en ejecución, pues, ya se llevan a cabo ceremonias unidas macro ecuménicas, públicamente; al mismo tiempo que son muchos los predicadores evangélicos catolicistas que emplean un doble lenguaje, hablando de Jesús como único salvador, por una parte, y alabando al papa, así como a otras religiones y sus dioses, por otra parte.

La herejía ecuménica es la antesala hacia la aparición de la segunda bestia, de la cual nos advierte el libro de Apocalipsis 13:11-18, es decir, el falso profeta; que tiene por misión hacer que los habitantes de la tierra adoren al anticristo, quien es la primera bestia, o sea, el futuro dictador del Gobierno Mundial (Apo 13:1-18). Los ecuménicos usan la palabra amor, como pretexto para estos fines; que es uno de los engaños de los que nos advirtieron los apóstoles: “… y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas…” (2Pedro 2:1-3).

La Paz, Bolivia, Enero 2005

LA PREDESTINACIÓN Y EL LIBRE ALBEDRÍO

Sergio Portugal Joffre
Apóstol cristiano
La Iglesia Cristiana Universal
Serie: Doctrina Cristiana

La predestinación.
La palabra predestinación proviene del griego “proorizo”, que se encuentra repetidamente mencionada en diversos versículos bíblicos; esta palabra griega significa “algo destinado con anticipación”. El diccionario de la lengua española, Sopena, la define como “destinación anterior de algo” y “ordenación de la voluntad Divina con que ab aeterno tiene elegidos a quienes por medio de su gracia han de lograr la gloria”. La expresión “ab aeterno” significa “desde la eternidad” y “desde muy antiguo o de mucho tiempo atrás”.

Por lo tanto, la doctrina de la predestinación se refiere a la voluntad de Dios, quien ha destinado de antemano, a ciertas personas para la salvación; en tanto que, otras fueron destinadas para la condenación. Es más, la predestinación involucra que la salvación, así como la condenación; fueron reservadas por nuestro Creador desde antes de la creación del universo y la tierra, relatados en el libro de Génesis. A esta destinación anticipada, la Biblia se refiere con el término griego “katabole”, cuyo significado es literalmente, “desde la eternidad pasada”; de manera que, la eternidad, si bien no tiene origen ni fin, sí cuenta con un momento intermedio, éste es el de la creación de todo el universo, en un momento dado. De manera que, antes de la fundación del mundo, existe la eternidad pasada, así como después de esta fundación, lo que continúa es la eternidad futura. Así, pues, la predestinación proviene desde la eternidad pasada y no desde la creación del planeta tierra o en el momento del nacimiento de una persona, como podría creerse.

Pasajes bíblicos sobre la predestinación.

Estos son los más importantes versículos escriturales que hablan acerca de la predestinación (proorizo):

Juan 6:64-65 “…Jesús sabía desde el principio quien… ninguno puede venir a mi si no le es dado del Padre”
Juan 17:6 “…tuyos eran y me los diste…”
Hechos 4:28 “…habían determinado antes que sucediera”
Romanos 8:29-30 “A los que antes conoció también los predestinó… Y a los que predestinó…”
Romanos 9:18-29 “¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: por qué me has hecho así?
1Corintios 2:7 “…que Dios predestinó antes de los siglos”
Efesios 1:4 “…según nos escogió en él antes de la fundación del mundo” (La frase “antes de la fundación del mundo”, es katabole, en el original griego; que significa “desde la eternidad pasada”)
Efesios 1:5 “…en amor habiéndonos predestinado…”
Efesios 1:11 “…habiendo sido predestinados…”
Judas 4 “…los que desde antes habían sido destinados para esta condenación…”
Apocalipsis 17:8 “… aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo (katabole) en el libro de la vida…”

La controversia acerca de la predestinación.
El tema referido a la predestinación ha generado mucha controversia entre el pueblo cristiano; pues, mientras unos han negado su existencia como una doctrina bíblica, otros la mal interpretaron, dando a entender como si el hecho de existir la predestinación de unos para la salvación, representase una licencia para pecar, para no predicar el evangelio y aún vivir en la negligencia; ya que al ser salvos por previa elección Divina, supuestamente no cabría realizar alguna clase de esfuerzo o bien al prójimo. No han faltado quienes al compararse erróneamente con otros cristianos o personas no cristianas, por ciertas ventajas materiales respecto a los demás, se jacten de haber sido predestinados a la prosperidad. Esta visión errada ha confundido a muchos sobre el tema de la predestinación, llegando a emplear la irónica expresión “salvo siempre salvo” como un sinónimo de falsa seguridad en la salvación.

La verdad es que la predestinación debe ser interpretada en su correcta dimensión y eliminar los vicios existentes, tanto en su afirmación simplista como en su categórica negación.

En consecuencia, se impone la pregunta ¿existe la predestinación? ¿Se encuentra la doctrina de la predestinación en las sagradas escrituras? Responderé categóricamente que si, pero ha sido muy mal comprendida o negada; y se requiere que el pueblo de Dios la comprenda plenamente para que en consecuencia, también bendiga su propia vida de manera plena. Esto, porque muchos de nosotros hemos limitado la bendición de Dios en nuestras vidas al rechazar la doctrina de la predestinación; así como otros se han desviado hacia el pecado, por entender la predestinación como un libertinaje moral, y, los de más allá, en la soberbia religiosa.

Junto con el preconcepto sobre el tema de la predestinación, ha ido, desde luego, un mal entendimiento de lo que es la gracia divina y el libre albedrío. Pues, quien mal comprende la predestinación, también limita el conocimiento acerca de la gracia, dejando ciertos aspectos muy importantes de lado. Ni qué se diga acerca del libre albedrío, que desde hace unos siglos insertó en torno a este asunto, la institución católica; llevando a mayor confusión y alejamiento de la verdad doctrinal de la predestinación. Lo que nos lleva hacia el cuestionamiento de si aquellos que han obtenido la salvación cuentan o no con el libre albedrío; una pregunta que se extiende a si aquellos que no recibieron a Cristo como su Señor y Salvador tienen o no la facultad del libre albedrío.

Otra interrogante que se produce, como una lógica consecuencia, es aquella que se refiere a la cuestión de si un cristiano pierde o no la salvación. Esto temas que hemos abordado, entre otros acerca de la doctrina cristiana, recibieron ya desde el siglo XIV, por lo menos, la persecución religiosa y hasta produjeron las luchas armadas.

Aquellas interrogantes tienen relación en estos tres puntos fundamentales, como son:

La gracia
La predestinación
El libre albedrío

El libre albedrío.
Lo mismo que con el concepto de predestinación, ha sucedido con la equivocada interpretación de lo que se ha dado en llamar el albedrío. En este sentido, a la palabra albedrío se ha añadido el término de libertad; de lo que resultó aumentar aún más la equivocación, con su consiguiente resultado en la confusión de términos; llegando a la afirmación no bíblica de sostener que el cristiano podría conducirse en el camino de la salvación, aplicando el “libre albedrío”.

Para comprender mejor lo que estamos diciendo, incluyamos las acepciones que tiene la palabra “albedrío”, según el diccionario Encarta; las cuales pueden encontrarse también si recurrimos a cualquier otro diccionario de la lengua española: Del latín “arbitrium”/ Voluntad no gobernada por la razón, sino por el apetito, el antojo o capricho/ Potestad de obrar por reflexión y elección/ Según el gusto o voluntad de la persona de que se trata, sin sujeción o condición alguna.

Como puede verse, el albedrío es una alternativa por la cual puede optar el hombre, según sus propios impulsos antojadizos. Aunque, por otra parte, puede aplicar el sentido de la reflexión y la elección propias. Pero, el significado inseparable del albedrío, es que el hombre en general o el cristiano en particular; pueden emplear sus propios conceptos e ideas sobre cualquier cosa, como Dios, la vida o la salvación eterna, para elegir lo que les parezca.

Ahora bien, si al albedrío añadimos el concepto de libre albedrío; ello significa que tomaríamos las decisiones sin considerar a Dios en nada, porque somos libres para decidir lo que queremos según nuestra propia voluntad e ideas; que pueden estar equivocadas, sin tomar en cuenta la voluntad de Dios. Entonces, el libre albedrío consiste, en su verdadero significado, en creer que nuestra voluntad es superior, por sobre la voluntad de Dios. Quienes sostienen la idea de que el cristiano puede emplear el libre albedrío, al mismo tiempo que obedecer o seguir a Dios, lógicamente entran en una gran contradicción de conceptos y en su vida misma.

Este error ha ido más allá, pensándose que se puede combinar la idea teológica del libre albedrío, con las doctrinas bíblicas de la salvación, la gracia y la predestinación. Tomadas las ideas de una manera superficial, sin algún tipo de análisis de fondo; naturalmente, se pueden prestar a que pudiéramos efectuar cualquier mezcla de razonamientos y creer que estamos realizando lo adecuado.

No debemos confundir un concepto con otro de diferente naturaleza, pero que pueden parecer similares. Una cosa es el libre albedrío y otra muy distinta el uso de la facultad de raciocinio y elección que nos dio el Señor a todos los seres humanos. Sobre esta base de diferenciación, bien podemos decir que Dios nos ha dado la capacidad de razonar y decidir; pero, fundamentados en la voluntad Divina y no en nuestros razonamientos divorciados de nuestro Creador, en quien tenemos sustento y salvación; por el cual todas nuestras decisiones deben estar guiadas. Se ha creído equivocadamente, que nuestra cualidad innata para tomar decisiones es la aplicación del libre albedrío, pero no es así. Todos aquellos que creen utilizar el libre albedrío, toman decisiones divorciados de Dios.

El empleo del libre albedrío significa que una persona podría tomar cualquier decisión, sin considerar si es para el bien o para el mal, sin valoraciones morales; pero, que de todas maneras, cualquier cosa que decida estaría bien. En cambio, ante Dios, El pone delante nuestro el bien y el mal; pero no podemos decidir cualquier cosa a nuestro antojo, sino que debemos elegir el bien que está delante nuestro, conforme a su voluntad. En el verdadero sentido de lo que es el libre albedrío, escoger el bien o el mal daría lo mismo para el individuo, sin recibir la reprobación de Dios. Pero, en Dios, no existe el libre albedrío, lo que existe es la decisión que debe tomar el hombre para hacer lo que el Padre le señala; para desechar el camino del mal, que es de maldición y muerte eterna; y, en su lugar, escoger el bien en Dios, para obtener la salvación, la bendición y la vida eterna.

Es por eso, que, por ejemplo, en el libro de Deuteronomio, el Padre no deja al hombre a su libre albedrío, sino que le pone una sola opción, que es la de salvarse o condenarse, el bien o el mal; si escoge el mal es condenado: “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia” (Deuteronomio 30:19). O sigues a Jesús para salvación, o lo rechazas para perdición, no hay libre albedrío. Esta es la diferencia entre el libre albedrío y la decisión humana en Dios, que ha sido confundida.

El libre albedrío es ambiguo y relativista en lo moral. La decisión en Dios es absoluta y en una dirección definida. Dios nos dirige a la toma de decisiones correcta en su Suprema e irresistible voluntad, decidida por El para nosotros y nuestra salvación; pero nosotros nos sujetamos a su decisión. Esta es la verdad íntima en los temas doctrinales de la salvación, la gracia y la predestinación. La gracia consiste así, en que Dios nos ha reservado por su amor y su gracia para la salvación eterna. Comprendamos que las doctrinas de la salvación, la gracia y la predestinación forman parte de la doctrina cristiana registrada en los escritos bíblicos; aunque, en el caso de la predestinación, se ha creído que no es así.

La Paz, Bolivia, 26 de junio de 2010